Los bosques forman parte de ecosistemas forestales complejos y ricos que cubren grandes extensiones de la superficie terrestre. Es el habitat de muchas especies de animales, ayudan a regular los flujos hidrológicos, favorecen la conservación del suelo, y constituyen uno de los aspectos más importantes de la biosfera de la Tierra.
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Poner en valor los recursos forestales mediante una economía circular como estrategia para reducir tanto la entrada los materiales como la producción de desechos vírgenes, cerrando los flujos económicos y ecológicos de los recursos.
Es por ello que es necesario centrar los esfuerzos en el desarrollo de ecosistemas equilibrados y productivos, mediante la aplicación de una silvicultura sostenible que incentive la empleabilidad de las personas de los territorios rurales y ayuden al reequilibrio territorial.
El impulso del aprovechamiento de los recursos forestales de manera sostenida, que dan rentas directas, y la posibilidad de incrementar sus valores, dependen de la capacidad de la industria transformadora de adaptarse a las exigencias de los productos de más valor añadido que pide el mercado.
Nuestras masas forestales nos ofrecen bienes y servicios que son esenciales para satisfacer nuestro bienestar y ayudan a incrementar considerablemente la calidad de vida de las personas. Por eso es clave invertir esfuerzos en un modelo de bioeconomía en el territorio a partir del bosque como recurso prioritario en el presente y en el futuro.